CALABOZO Y SU PRESENCIA EN LA HISTORIA A propósito del asalto al Congreso en 1848, Por: D Luis Leal Blanco
A comienzo de 1848, en el Congreso de la República se
discutía enjuiciar al Presidente José Tadeo Monagas por los hechos violatorios
de la Constitución. Se le acusaba de haber ejercido facultadas extraordinarias
ilegalmente, emplear las fuerzas armadas sin consentimiento del Consejo de
Gobierno y haber ejercido la administración, fuera de la Capital. Esto trajo
una fuerte disputa entre el poder Ejecutivo, liderado por el Partido Liberal, y
el Poder Legislativo, mayoritariamente conservador. Ya desde el 23 de enero los
ánimos estaban exaltados en Caracas, entre tanto los Liberales celebraban un
gran mitin en el Teatro Caracas, donde el periodista cumanés Blas Bruzual atacó
duramente a los conservadores, acusándolos de traidores a la patria. Luego partieron
en una manifestación hasta la casa del Presidente Monagas, a quien aclamaron y
le ofrecían su apoyo.
El Presidente había tomado sus precauciones, además de haber
puesto en alerta a las fuerzas del ejército, tanto en la Capital como en el
interior. Había llamado a las armas a dos batallones de milicias, formados en
Caracas y sus alrededores. Entre tanto, en las paredes de la ciudad habían
escritos “Viva el Presidente, el pueblo te apoya y te defiende”. Por otro lado,
Blas Bruzual, desde su periódico El Republicano, llamaba al pueblo
“preparémonos para sostener al gobierno y someter al orden, a los subversivos”.
El 24 de enero de 1848, se instalan las Cámaras en su sede
del antiguo Convento de San Francisco para continuar sus deliberaciones. En la
tarde, hizo acto de presencia el Ministro Martín Sanabria a fin de rendir el
Informe Anual del Poder Ejecutivo. Al no dejarlo entrar al interior del
Congreso, se corrió el rumor de que había sido detenido o asesinado, lo que se
enardecen las turbas y batallones armados del gobierno comandados por Blas
Bruzual, representante legitimo del régimen, ordena penetrar violentamente en
el Legislativo, hiriendo con una bayoneta a Santos Michelena, quien muere dos
meses después. Los parlamentarios, entre los que se encontraba el calaboceño
Miguel Palacios Fajardo y otros, lograron escapar, comentando que no morirían
“enchiquerados”. No así, los diputados Francisco Argote, Juan Antonio Salas y
Juan García que fueron asesinados por las turbas enardecidas, igualmente que el
sargento Pedro Azpurua y el jefe de la guardia legislativa Guillermo Smith. Más
tarde, cuando todo esto había pasado, hizo acto de presencia el Presidente
Monagas, con su guardia y algunas fuerzas del ejercito a fin de apaciguar los
acontecimientos.
Aquella misma noche, cuando en la residencia del presidente
se celebraba el triunfo obtenido, el Licenciado Diego Bautista Urbaneja le da
un sabio consejo a Monagas, “el de suturar la arteria constitucional”, es
decir, reanudar la vida política legislativa “como que si no hubiera pasado
nada”.
A todas estas, el general Páez se encontraba en su hacienda
de El Rastro, cerca de Calabozo, y al enterarse de los sucesos ocurridos el 24
de enero, lanza una proclama en la cual protesta contra el “HORROROSO CRIMEN DE
ASESINAR AL CONGRESO”; se alza en armas contra Monagas, recibiendo apoyo de una
gran cantidad de jóvenes calaboceños que le entregan una carta, lamentando su
exilio de la patria en los momentos que más lo necesitan y, que están
dispuestos a acompañarle “hasta que la paz perdida se restablezca…” que en cada
uno de nosotros “hallareis un héroe, en lugar de un simple soldado”. Entre los
firmantes: Manuel Goicochea, José J. García, José P. Bermúdez, Antonio M.
Cousin, Francisco Mier y Terán, Pedro Lazo y Pedro Sanoja, entre otros.
El Concejo Municipal de Calabozo, que preside Pedro Juan
Mujica, desconoce a Monagas y se pone en armas y excita a Páez a comandar la
rebelión, autoproclamándose jefe de los ejércitos de operaciones, encargado de
restablecer la democracia y la constitución de la República. Mujica organiza la
revuelta y el capitán Luis Viso, la caballería; a la cual se adscriben
Hermenegildo Mujica, Ramón Palacio; domingo Polanco; Miguel Cousin; Luciano
Hurtado, comandante de la milicia.
Entre tanto, el Congreso, divide la provincia de Caracas en
tres: Caracas, Aragua y Guárico. Este último con capital en Calabozo, donde fue
designado gobernador, uno de los más furibundos liberales de entonces: el
cumanés Blas Bruzual. Los alzados, marcharon camino Apure, perseguidos por el ejército
permanente de la república. El Presidente Monagas, visita Calabozo el 8 de
marzo, a las 6 pm, siendo recibido por el gobernador y otras autoridades y el
12 de marzo, Páez es derrotado en el sitio de Los Araguatos por su ex-lugarteniente
General José Cornelio Muñoz, triunfo que anuncia Bruzual en Calabozo. Más
tarde, fueron sometidos por el gobierno otras ciudades que se habían
sublevados: Maracaibo, Mérida; Trujillo
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